miércoles, 28 de abril de 2010

El teclado no se mancha

Nunca supe que quería decir eso de "palabra de honor" y menos "autoridad moral".

Ahora me doy cuenta que esas son licencias literarias. Caigo en la cuenta por que los mismos que me acusan de prostituir mi teclado tienen la colita muy sucia y entonces tengo ganas de preguntarles -ondas de paz y amor mediante- ¿con que autoridad me señalan con el índice?.

Esta investigación que comprueba la suciedad en la nalguita ajena lo escribió mi amigo entrerriano junto a Jimena Arnolfi en Miradas del Sur.
"La primera tanda de contratados –unos 30 empleados en negro– fue en octubre de 2009, cuando se trató la ley de medios en el Congreso y el debate tomó estado público. Los bloggers rentados por el Grupo Clarín debían instalar términos como ley k, ley mordaza, dictadura o corrupción."

"El Grupo Clarín contrató a la agencia internacional de publicidad La Ese, especializada en marketing político, para reclutar un ejército pago que congestione las líneas de teléfonos de radios –de modo que sólo ingresen los llamados de sus telemarketers– y para que insulte a los comentaristas de internet que escriban en contra del Grupo Clarín o a favor de la ley de medios K y el Fútbol para todos. Esa agencia, también se encarga de guionar los discursos para aquellos que defienden la judicialización de la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual para impedir su plena vigencia."

"Aún hoy y con miras de seguir hasta la campaña electoral del 2011, el grupo de tareas mediáticas contratado por La Ese libra sus batallas remotas en las lujosas oficinas de Perú al 800, barrio de San Telmo, en una hermosa casona de estilo francés construida en 1912. Ahí funciona La Ese, propiedad de Carlos Souto."
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El resto lo pueden leer cliqueando aquí

y con este posteo de homenaje a Lucas Carrasco cierro el ciclo "clarinofobico".

1 comentario:

bahia ruge dijo...

Coincido en lo de las "licencias literarias" usan esas y muchas más como equilibrio fiscal, daño colateral, etc... Pero son licencias literarias de muy mal gust6o y poco vuelo y no aluden a nada. Ni Borges desde su gorilismo más acerrimo podría evitar un vómito ante tal mal gusto.